DÉCIMO RETO: 1 MAYO 2020
APROX. 800: LA PIEDRA FILOSOFAL
Alrededor del año 800, los progresos de la Ciencia estaban teniendo lugar casi por completo en las culturas islámica y china. Durante los califatos de los Abasidas floreció en Arabia una importante escuela de farmacia. El primer tratado titulado De alchemia traditio summae perfectionis in duos libros divisa, que salió de esta escuela se le puede atribuir al científico y filósofo árabe Abu Musa Jabir ibn Hayyan, conocido en Occidente como Geber, que vivió en lo que hoy es Iraq, practicando la medicina, la alquimia y la astrología. Este trabajo se puede considerar como el tratado más antiguo sobre Química propiamente dicha.
Los alquimistas árabes trabajaron con oro y mercurio, arsénico y azufre, sales y ácidos y se familiarizaron con una amplia gama de lo que hoy llamamos reactivos químicos. El objetivo primordial de estos alquimistas era descubrir una sustancia, la Piedra Filosofal, que transmutara los metales más comunes en Oro. A la vez que buscaban la purificación y la perfección del alma del alquimista para conseguir la inmortalidad.
RETO: Os proponemos convertiros en auténticos alquimistas y descubrir la Piedra Filosofal para convertir en “oro” un clavo o cualquier objeto galvanizado. Para ello:
– Introducimos en vinagre de vino blanco (ácido acético) 6 ó 7 monedas de céntimos (están hechas de acero y recubiertas de una fina capa de cobre) que hayan perdido su brillo y tengan un color oscurecido (esto es debido a que por contacto con el aire, el cobre se ha oxidado y se ha recubierto de una capa de CuO, óxido que tiene propiedades básicas). Las dejamos en vinagre durante unos 20 minutos, mientras se produce una reacción ácido – base. Transcurrido este tiempo sacamos las monedas (RESERVAMOS EL VINAGRE), las enjuagamos con agua y observaremos que han quedado limpias y brillantes. El óxido ha desaparecido. ¿Dónde habrán ido a parar los iones cobre (II)?
– En el vaso que contiene el vinagre que hemos utilizado para limpiar las monedas, introducimos un clavo o tornillo de hierro galvanizado, es decir recubierto de cinc (la mayoría están galvanizados). Esperamos una media hora, los sacamos y observamos que han cambiado de color. ¿De qué se ha recubierto el clavo?
– Con unas pinzas cogemos el clavo y los calentamos con cuidado a la llama de un mechero hasta que se convierta en “ORO”. ¿Qué aleación se ha formado?
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Patricia Fernández Galindo y Nuria Muñoz Molina con la colaboración de Josep Corominas